Sinceramente, no me apetece nada escribir un post japonés después del terror que se vivió ayer en Bruselas y que confirma – una vez más – que la palabra guerra no es sólo parte de nuestro pasado.
Es un tema muy complejo, con tantas opiniones y posibles debates que me estalla la cabeza. La culpa es sólo mía porque he devorado cualquier contenido sobre lo ocurrido ayer en Internet. Podría haberme puesto freno, pero no. No. Hay que reflexionar.
Es curioso cómo la distancia influye a la hora de prestar atención a ciertos sucesos. Ayer me sorprendió como un grupo de whatsApp de españoles en Japón se enteraron 7 horas después de lo que había pasado. Esta mañana, mi profesora de japonés no sabía nada.
Nos vemos el próximo miércoles.
Gracias por pasar por aquí.