Recuerdo perfectamente los dos primeros museos que visité en mi vida. El primero fue el Museo de Cera de Madrid, a finales de los años 80, en uno de esos viajes relámpago que hacían mis padres por trabajo y a los que siempre nos llevaban a mi hermana y a mi. En mi cabeza, para siempre, la imagen del Conde Drácula y la de Lola Flores (que me disculpe el resto de figuras). El segundo, el Museo Numantino, en Soria. Fui en grupo. Había vasijas rotas, escudos, cascos y huesos, ¡me encantó!, por eso, más adelante, hubo más. Era gratis, grande y me metía por allí como Pedro por su casa; entonces decidí que quería ser arqueóloga; meses después, jugadora de voleibol, luego guitarrista, criminóloga, árbitro de fútbol, bibliotecaria…
(«Queremos que nos hables de Japón, Maite, ¿qué haces contándonos tu vida? —estaréis pensando— Ya voy, impacientes, ya voy —os contesto»)
Bien. Esas son mis dos primeras pinacotecas, las de la infancia pero, si me hubierais preguntado por mis museos favoritos hace un mes os habría dicho el Museo Egipcio de Berlín (me impresionó estar frente al busto de Nefertiti) y el Museo de Van Gogh en Amsterdam (qué maravilla), sin olvidar el grandioso Museo del Prado, en Madrid, con esas Meninas que tanto me gustan. Sin embargo hoy, os diría uno más, añadiría uno más y, que quede claro que cada una de las pinacotecas seleccionadas no tienen nada que ver, no son comparables.
Bienvenidos al Museo al Aire Libre de Hakone, a hora y media en tren desde Tokio. Cuenta con más de 120 obras de arte repartidas en una superficie de ¡70.ooo metros cuadrados!

Es un lugar perfecto para disfrutar del arte y de la naturaleza, de esos campos tan perfectos y bien cuidados; elegir un camino y, de repente, encontrarte con Van Gohg de Ossip Zadkine…
O con una creación de Joan Miró.
Como podéis ver no tuve mucha suerte con el tiempo pero, no me importó. Andé y andé y, entre otros artistas como Rodin o Bourdelle, descubrí al escultor Henry Moore que tiene aquí 26 obras.
Si la visita hubiera acabado aquí, me habría ido encantada pero, había más. Después de bajar por un pequeño camino rodeado de árboles enormes, me topé con esto.
Una sala dedicada a Pablo Picasso con más 300 obras; pinturas, grabados, esculturas, fotografías de su vida… ¡Para qué queremos más! El Museo al Aire Libre de Hakone entra directamente en la lista de favoritos por su emplazamiento, por la selección de sus obras y por la exposición permanente de Picasso.
La visita ha llegado a su fin y bueno, con vuestro permiso, ya que llevo un post cargado de favoritismos, os voy enseñar el trabajo que más me gustó. Es de Toshio Yodoi, un artista japonés que murió hace 8 años y que tituló esta obra en 1976 como «Park in Rome». ¡Creo que la de la derecha soy yo!
¿Qué os ha parecido? ¿Os animáis a comentar cuál es vuestro museo favorito?