Sakura es el periodo más deseado por los japoneses, es cuando la flor del cerezo florece y una de los atractivos turísticos que más cantidad de gente atrae al archipiélago nipón.
Pero, sin ánimo de resultar amargada, podría explicarlo de otra manera. Sakura es eso de lo que todos los japoneses hablan como si de un evento único se tratara, que resulta pesado – cuando todas las conversaciones giran en torno a ello (cuándo florece, dónde ir, cuándo, ruta..) – y que nuestra mente occidental no acaba de entender si no profundiza un poco en el gusto de los japoneses por la belleza efímera.
Un japonés es feliz así: comiendo mientras observa y se acompaña del sakura. Por eso, no sólo durante el fin de semana salen a contemplarlo. Entre semana, businessman incluídos, aprovechan su hora de la comida para sentarse bajo los cerezo.
Este año en Tokio ha durado unas dos semanas aproximadamente pero con un tiempo muy inestable. De repente un día teníamos un día soleado con 18 grados a las doce de la mañana y al día siguiente 8 grados menos y nublado a la misma hora.
Estas fotos son de Nakameguro, una zona muy popular durante el sakura que atraviesa el río Meguro flanqueado por una hilera de cerezos.
Carlota disfrutó del camino hasta Nakameguro, a unos veinte minutos andando desde casa pero una vez allí, era complicado ir con ella. Así que en brazos, como un bebé, y posando como siempre.
Con este ya son tres años y, como os comentaba, el tiempo ha jugado en contra, ha sido el peor año para disfrutar del sakura en la capital. Y sí, justo cuando todos los cerezos en Tokio estaban increíbles, amanecimos con un diluvio universal acompañado de un viento huracanado que arrasó con los cerezos…