Mi vecina japonesa de paseo con su tortuga

Mi compañera perruna Carlota y yo nos hemos acostumbrado a hacer la misma ruta casi todas las mañanas. Nos encontramos con nuestros perros-amigos (también con algún enemigo que nos obliga a cambiar de acera) y cada día estamos más integradas en el barrio.

Sin embargo, la semana pasada me acosté más de un día a las cuatro de la mañana después de cubrir para Informativos Telecinco los terremotos que sufrieron al sur de Japón, en Kumamoto. La consecuencia fue que salimos, en concreto un día, bastante más tarde de lo habitual. No encontramos a nuestros colegas pero nos topamos con una nueva amiga.

Mi vecina japonesa de paseo con su tortuga

Os presento a la tortuga de mi vecina japonesa. No sé el nombre del galápago, puede que ni tenga, lo que sí os puedo contar es que tiene 3 años y que todas las mañanas sale a pasear/comer.

La tortuga de mi vecina japonesa

La dueña estaba bastante sorprendida por nuestra presencia. Me preguntó si vivíamos aquí, el motivo, cómo vinimos con Carlota desde España… Entiendo que le llame la atención “nuestra historia” pero claro, más impresionada estaba yo por ver a una tortuga dando una vuelta y picoteando un poco de hierba. Como veis, no era la única.

Mi vecina japonesa y su tortuga en el parque

Carlota nunca había estado con una tortuga y no habría sabido decir cómo reaccionaría… Lo que nunca habría pensado es que reaccionara ¡tan enloquecida! Tiraba con muchísima fuerza hacia ella, quizá para olerla, ¿quizá para jugar? Pero se mostró muy ansiosa y nerviosa.

Carlota detrás de la tortuga de mi vecina

Obviamente no dejé que se acercara mucho porque no sabía qué podía hacer (aunque la tortuga campaba a sus anchas sin importarle la aparente amenaza de un perro intentando llegar a ella). La dueña, por su parte, se reía de la reacción de Carlota.

Mi vecina japonesa y su tortuga

Unos veinte

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